jueves, 1 de marzo de 2012

El zaguán de César Acuña llamado UCV

Cualquier persona antes de ingresar a una Universidad que lleve el nombre del respetado poeta peruano César Vallejo, un célebre comunista convicto y confeso, pensaría encontrarse en la entrada no sólo con su imagen, sino su bibliografía y uno que otro verso rebelde que nos invita a la lucha popular y al quehacer político; sin embargo, cuando ingresamos a la Universidad Privada César Vallejo en Lima Norte, lo primero que podemos observar es treinta metros cuadrados de la fotografía del señor César Acuña Peralta, actual alcalde de la ciudad de Trujillo y dueño de dicha casa de estudios.

Cuando ingresamos a cualquier oficina o área administrativa de la UCV, nos encontraremos otra vez con la colorida imagen del señor Acuña Peralta como si hubiera aportado algo a la literatura peruana o alcanzado siquiera la trayectoria de cualquier poeta de nuestra Patria.

El problema del egocentrismo es creer que nuestras propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás, inventándonos logros que jamás hemos realizado y nos autocondecoramos tratando de demostrarle al resto que de alguna forma somos importantes y que merecemos que nuestra imagen esté colgada en nuestras salas o tengamos murales en nuestro honor; el egocentrismo nos hace pensar que somos superiores al resto y por lo tanto éstos tienen la obligación de rendirnos tributo; algo parecido al pensamiento Gonzalo.

Como si fuera poco, no solo en el “zaguán” aparece la voluptuosa imagen del señor Acuña Peralta, sino también en su hall, es decir en el auditorio principal de la UCV podemos observar otra vez las imágenes del dueño del equipo de fútbol de la UCV; lo que es más vergonzoso y para terminar el recorrido de la mansión Acuña Peralta, en la sala comedor llamado para los estudiantes Biblioteca, no solo encontraremos las fotos de tamaño publicidad política de César Acuña, sino también encontraremos las fotos de sus primogénitos; es decir, ni en la Biblioteca Nacional que está en la Av. Abancay en Lima Cercado, la que fue refundada por Ricardo Palma, se encuentran por doquier las fotos del creador de las Tradiciones Peruanas quien se las tendría bien merecidas; pero sí encontramos 50 metros cuadrados de las fotos familiares de los Acuña Peralta en una biblioteca universitaria que debería tener cuadros emblemáticos de nuestros grandes amautas que hoy están tan olvidados, empezando por nuestro César Vallejo, célebre nombre de una Universidad tan trastocada, o de nuestro José Carlos Mariátegui, quien es leído solo por nuestra vieja y nueva izquierda y uno que otro curioso joven; o también el del creador de Ríos Profundos, don José María Arguedas; de Ciro Alegría, Manuel González Prada, Alejandro Romualdo, Abraham Valdelomar, Brice Echenique, Matto de Turner, entre otros célebres hombres y mujeres de nuestra literatura peruana quienes tristemente han sido dejados de leer por la mayoría de nuestra juventud.

Si el señor César Acuña Peralta y compañía dicen que realmente se preocupan por la educación de nuestro país, que empiecen entonces donando un poco de sus millones de soles implementando la biblioteca universitaria de la UCV–Lima Norte, comprando libros que desde hace mucho no hay; por ejemplo si queremos leer un poco de filosofía política tendríamos que ir hasta la biblioteca de la PUCP, porque en la biblioteca de la UCV no encontraremos por ningún lado a Hegel, Feuerbach, Lenin, Marx, Engels, entre otros pensadores europeos; o si queremos entender el proceso de la evolución del hombre tampoco podemos encontrar “El origen de las especies” de Charles Darwin del cual muchos compañeros estudiantes de casi todas las carreras siguen hasta ahora reclamando; por ejemplo los compañeros de la facultad de educación tienen que irse a otras bibliotecas para encontrar un libro del Maestro Frei Betto, un fraile dominico brasileño que nos explica de forma clara los procesos de enseñanza que los nuevos maestros deben de tener en cuenta en sus procedimientos pedagógicos; o si queremos desintoxicar nuestras almas por el falso cristianismo, y leer “La teología de la Liberación” libro del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, tenemos que acudir a otra biblioteca para poder encontrarlo porque en la UCV tampoco lo podemos hallar. Si los estudiantes de Derecho y Ciencias Políticas quieren encontrar a los maestros de la doctrina constitucional peruana como Víctor García Toma, Carlos Blancas Bustamante, Enrique Bernales Ballesteros, entre otros, tendrían que acudir mejor a Azángaro que allí probablemente sí lo encuentren, y lo que es peor, pero real, si queremos leer los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana de José Carlos Mariátegui, mejor vayamos al Boulevard Quilca porque tampoco lo encontraremos en la paupérrima biblioteca de la UCV. Bien merecida la imagen por doquier de los Acuña Peralta.

Universidad César Acuña

Evidentemente todo este clan, que en nada, absolutamente nada aporta a nuestra educación, han engordado sus bolsillos valiéndose de la mala educación que sigue ocurriendo en nuestro país, ya que ha dejado de ser desde hace mucho un derecho fundamental para convertirse lamentablemente en un jugoso negocio que es materia de monopolización; es decir el estado en toda nuestra nefasta república jamás se ha preocupado por el desarrollo educativo de nuestra gente, por ejemplo actualmente sólo en Lima hay casi 10 millones de personas que se albergan como pueden, y sólo existen 2 universidades nacionales que tienen todas las carreras, éstas son la Decana de América (UNMSM) y la Federico Villarreal, de esta forma más de la mitad de los habitantes son jóvenes que en su gran mayoría no pueden pagar las academias que se necesitan para poder ingresar a estas universidades estatales, puesto que una de las características del neoliberalismo es la competencia desequilibrada que obliga a muchos a dejar de soñar en construir una profesión y ser parte del gran paquete de desempleados, o parte del otro paquete de empleados mal pagados, o lo que es peor, ser parte del lumpenproletariado; es decir de la lacra social y, a pocos a tener la posibilidad de poder estudiar como debería ser, un derecho que se respeta y protege.

Necesario es señalar que nuestro panorama indica que más del 90 % de los jóvenes que terminan la secundaria no entienden lo que leen y según un informe de la UNESCO es un tipo de analfabetismo funcional, puesto que de nada nos sirve saber leer si no entendemos lo que estamos leyendo; lo que es más preocupante es el último informe de la UNESCO del año 2012 sobre nuestra hacinada ciudad, la que determina que más de 350 mil niños viven en la miseria en una ciudad que para los voceros de la ultraderecha de este país como el señor César Acuña, se está aproximando al primer mundo.

Lo que recomendaría por salubridad mental a los Acuña Peralta es dejar de pensar que una Universidad, por más propiedad que de ellos sea, no puede ni debe convertirse en su mansión o en su chacra; puesto que si piensan que teniendo esas vergonzantes imágenes por doquier en una casa de estudios los alumnos los aplaudiría, lo que ocurre es todo lo contrario, nos llena de decepción y aversión cada vez que ingresamos toparnos con esas bochornosas imágenes, solo falta que encima de cada inodoro también se muestren las fotos del clan Acuña Peralta.

Si queremos que el pueblo nos recuerde, tenemos que caminar con la humildad que hoy nuestros políticos tanto necesitan; si queremos un homenaje no podríamos realizarlo nosotros mismos u obligar al resto que lo hagan; somos el resultado de nuestro trabajo y con toda la modestia pienso que los hombres honestos no buscan reconocimiento alguno o murales con su imagen, sino buscan entregar todos los días el necesario sacrificio para que el resto viva con dignidad; no me imagino al Che Guevara reclamando su imagen en cada mural.

Sinceramente espero que este año los estudiantes de esta Institución reciban un nuevo ciclo en una verdadera casa de estudios, y no en el domicilio de los Acuña Peralta, porque sería un año más de vergüenza y decepción si nos volvemos a encontrar con la sonrisa poco fotogénica del pater familias y compañía en la entrada, recorrido y salida de la UCV, puesto que reclamamos y exigimos respeto y consideración para cada uno de nuestros amautas y que los igualados tomen su distancia ubicándose en la palestra que pertenecen y que cuelguen sus fotitos y las de sus sobrinos PPKausas en el patio de sus mordaces moradas que allí seguramente se verían mejor.

Lucho Trinidad Abarca.

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