No se quién aconseja a Ollanta Humala o a quienes les consulta antes de aventarse con algunos propósitos. Eso de irse a la embajada gringa cuando desde ahí lo bombardean desde que significa una opción presidencial, o aquello de no ponerse a la cabeza de las protestas populares porque no había que “quemarlo”, o eso de viajar a ver a un Vargas Llosa que lo terminó basureando, o eso de despreciar por segunda vez en dos procesos electorales a las fuerzas de izquierda que hoy lo miran con desconfianza, o esmerarse en colocar ilustres desconocidos en las listas como relleno para asegurarle un lugar a sus amigotes, o no participar en las elecciones regionales y municipales, o como en estos días visitar al intragable del Cardenal Juan Luis Cipriani, desconcierta.
Porque, vamos, si uno quiere acercarse a la Iglesia se puede escoger mejor a algún miembro del Episcopado ligado a labor social, algún grupo de monjitas que trabajan con niños en los cerros o algún grupo juvenil de apoyo social. Finalmente le hubiera quedado mejor estar al lado de ese sector de la Iglesia que cura enfermos, visita presos y ocupa a los muchachos en cosas que no hacen daño a nadie. Porque visitar a Cipriani, que carga el bulto de ser jefe del Opus Dei que resulta para entendimiento práctico como el Grupo Colina de la Iglesia, es una burrada de aquellas. Hoy por hoy el 50% de la población desaprueba a la Iglesia Católica y más de dos tercios al Cardenal que usó el pulpito todos los 90 para celebrar las atrocidades de la dictadura, que apañó la corrupción generalizada y que prometía ex comuniones a quienes luchábamos por recuperar al país de las garras de Montesinos y Fujimori.
Y como sea el cálculo es malo: ya el Opus Dei va apoyando la lista de Keiko con la presencia del camaleón de Rafaelito Rey. Y también en la alianza de PPK con el PPC de la eterna perdedora de Lulú, así que ni un voto sacará de ese sector. Pero si quieren estirar el chicle, es poco atinado que la semana en que te vuelven a sacar lo del caso Madre Mía te juntes con el Cardenal que puso en la puerta de su oficina, en plena masacre militar en Ayacucho, “no se atienden casos por violación de DD.HH”.
Y claro tenía que salir diciendo otra estupidez que hace que defender a Ollanta Humala cada vez se haga más difícil desde la izquierda revolucionaria: está en contra del aborto y del matrimonio gay. ¿Alguien le habrá dicho a OH que son casi 400 mil abortos los que se dan al año en el Perú y que criminalizar a esas mujeres es un acto salvaje, injusto y machista? Nos quiere decir OH con esto que propone lo mismo que la derecha, es decir dejar que las mujeres pobres escojan entre ir a un matasanos, brujo o estudiante de medicina a exponer su vida con la posibilidad de terminar presas o tener un hijo no deseado. Porque las mujeres de clase alta, a esas, las atienden en las mejores clínicas sin la fiscalización represiva del Estado ni la preocupación de la falsa moral de la iglesia. Porque vamos, no jodan, de qué habla la Iglesia que tiene que esconder los hijos de los curas a quienes los llaman tíos en los pueblos lejanos y que tiene llenos de fetos abortados todas las catacumbas del mundo.
Y estar en contra del matrimonio gay, la verdad aturde porque, que uno sepa, los amigos de la comunidad homosexual no están pidiendo que los case una religión cavernícola que aun cree que las mujeres nacieron para parir y servir de adorno del hombre y que los homosexuales son enfermos o pervertidos. La comunidad gay esta pidiendo igualdad de condiciones para poder vivir su unión y amor ante la ley, con los beneficios correspondientes. Y aunque uno no este de acuerdo con algunas formas de reclamar sus derechos (que además poco favor les hace) estos no son menos exigibles. ¿No debería mas bien la Iglesia dejar de proteger y esconder a los curas pederastas que abundan en el mundo y ponerlos ante la justicia en vez de seguir con su ridículo pedido de perdón que no se lo cree nadie?
Me pregunto si OH no entiende que todos, absolutamente todos tenemos un familiar, vecino, compañero de trabajo o un amigo que su opción sexual es el homosexualismo y que sólo los que se atrofiaron la mente con los discursos religiosos desde niños pueden discriminarlos. Y no es que se quiera hacer de la causa del homosexualismo una bandera que los haga a todos buenitos. Así como hay heterosexuales explotadores y explotados, gente buena y de la otra, así también sucede entre la comunidad gay. El tema aquí es que se esta discriminando a seres humanos solo por su opción sexual y eso un candidato que promueva el cambio no puede dejar de mencionar solo por quedar bien con un tipejo repulsivo como Cipriani y ganar espacio en la tele y los medios.
Parece que OH se está creyendo esa treta de la derecha de que está subiendo en las encuestas porque usa polo blanco y no rojo o porque ahora cambia pañales o parece un pisado frente a su esposa. Tal vez eso de andar diciendo que “a madurado” significa más bien que ya lo domesticó el sistema, ese en el que quiere hacer " la gran transformación".
Y mientras el trata de seguir sacando certificado de buena conducta a quienes jamás le perdonaran el susto que les hace pasar cada 5 años, los candidatos de la derecha le roban propuestas como el tema de impuestos a la sobre ganancias mineras o la privatizaciones como la del agua a las que les van maquillando el nombre.
Un consejo de pata Humala, si de fusilar a alguien se trata, comienza por tus asesores, lo tuyo no esta en el A o B, lo tuyo esta en el D, E y rural. En castellano, la pituquería no te quiere, ahí sigues siendo un cachaco que les quiere quitar el dulce placer de vivir sin trabajar, de vivir del trabajo de los demás, del remate de las riquezas y de las arcas del Estado. Y si más bien no te apuras en conquistar ese 18% promedio de indecisos de los de abajo, y sigues convirtiéndote en Doctor Jekyll ante los empresarios y en Míster Hyde ante el pueblo en los mítines, cosa con la que hasta los caricaturistas comienzan a burlarse, te van a robar ese espacio los candidatos del sector que alguien te a hecho creer puedes conquistar.
Hasta la victoria siempre
Guillermo Bermejo Rojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario