viernes, 12 de agosto de 2011

El narcoterrorismo, la DEA y el gobierno de Humala

Según un diario local el gobierno de Ollanta Humala enfrentará el “narcoterrorismo” en unión con el gobierno norteamericano a través de la DEA. Ya comenzamos mal, si siguiendo el guión de los gringos simplificamos el problema del tráfico de drogas en el llamado “narcoterrorismo”. Si se pretende además que para acabar con Sendero del VRAE solo hace falta militarizar la zona, dar mejor equipamiento a las tropas y eliminar físicamente a los seguidores maoístas del camarada José.

El problema del narcotráfico debe tener un tratamiento en base a la realidad que dista mucho de los argumentos yankees que bajo este pretexto pretenden meter sus tropas en nuestra selva para cercenarnos territorio amazónico (con toda la riqueza existente) como es su máximo interés. El Perú carece de una defensa solida del agricultor, no da ayuda técnica ni material, no tiene un plan agrario que garantice a los agricultores que lo que siembran y cosechan tenga mercado seguro y los obligan además a competir con productos subsidiados que vienen del extranjero, que los ha ido llevando década a década a sembrar coca colonizando nuevos territorios en la Selva. Hay zonas cocaleras hoy, que son terrenos poco fértiles para otro tipo de siembra.

Los campesinos que ahí están vienen de la costa y sierra, quienes tuvieron que vender la chacrita e irse monte adentro a sembrar coca. Y en las zonas donde se combina la siembra de coca con otros frutos de la tierra, la coca les significa fondo de compensación para éstas, pues los precios que le pagan al agricultor son de la época virreinal. Sembrar coca les significa dejar descansar la tierra y posibilidad de mandar a sus hijos a la escuela. En pocas palabras sembrar coca le significa al campesino, además de las prácticas ancestrales e identidad, económicamente lo único rentable para una vida que los haga salir del fondo, donde los diferentes gobiernos pusieron a los hermanos del campo menos favorecidos.

Si el gobierno de Humala pretende dejarse llevar de las narices por las políticas de la DEA, nada habrá cambiado. Seguirán siendo los campesinos a los que veremos en pie de lucha dos veces al año (cuando llegan los recursos que mandan los gringos y cuando hay que presentarles las tareas hechas) que es cuando la Policía, Fuerzas Armadas y organismos estatales en el tema salen aplaudiendo las hectáreas de coca que arrasaron, como si ese fuera el fondo del asunto.

El último informe de Naciones Unidas sobre el tema indica que solo Bolivia había reducido plantaciones de hoja de coca y está a la zaga de elaboración de cocaína, luego de estar durante décadas pico a pico compitiendo con Colombia por el primer lugar en elaboración de esta droga. Claro Bolivia va saliendo de este flagelo porque como medida principal botó a la DEA de su lucha contra el narcotráfico. Sigue siendo Colombia quien va a la cabeza como país productor de cocaína y le sigue Perú, quien desplazó a Bolivia en el segundo lugar, que aumentó hectáreas de cultivo pero que además produce cocaína como espuma las olas del mar.

Colombia luego de que los gringos invirtieran miles de millones en los planes Patriota y Colombia, que debieron acabar con el “narcoterrorismo” del que culpan a las guerrillas y no lo lograron y más bien aumentaron el paramilitarismo (hoy manejan dos tercios de los parlamentarios colombianos) y por supuesto el narcotráfico que cada vez más evidencia las manos estatales al más alto nivel metidas en el asunto.

Y en el Perú, con su medalla de plata en la olimpiada del narcotráfico, hay que llamar a las cosas por su nombre. No solo que la hoja de coca no es ni PBC ni cocaína (como la cebada no es cerveza, como la uva no es vino y como el cobre no es bala) y que además por sus propiedades alimenticias y medicinales deberían ser parte de una política correcta de industrialización para una buena utilización de sus bondades. Aquí hay que señalar culpables.

En el Perú el Señor Dionisio Romero, el banquero mayor, puede meter toneladas de insumos químicos que son todos para la elaboración de cocaína y pasa aduanas y pasa por las carreteras y pasa por los controles que van camino al Alto Huallaga, el Monzón, el VRAE y las tierras colonizadas en Loreto (que esas si son todas del narcotráfico y nunca las erradican) y nadie vio nada. Y en el VRAE habiendo solo una carretera con un puesto policial y uno militar entran y salen como Pedro en su casa insumos que van y se convierten en PBC y cocaína que vienen. Y nadie sabe nada.

Y claro, habría nada más que hacer esta ecuación. Midan el sueldo de los altos mandos policiales y militares a cargo y compárenlo con su forma de vivir y gastar, y entenderemos de donde sale el cuero para esas correas.

Volviendo al tema de las tareas a cumplir que te dejan los gringos a través de su “ayuda” y de sus narices metidas en nuestra política no hay que ser sabio para darse cuenta que esas toneladas de cocaína que se atrapan de cuando en cuando son solo para cumplir y dejar tranquila a la tribuna. Aquí les dejo algo para que piensen. Un kilo de cocaína se calcula en el Perú en mil dólares. Si llega a los EEUU puede llegar a los 25 mil dólares. Si Europa es el destino llega hasta 75 mil dólares dependiendo el país. Si es Japón puede llegar a 120 mil dólares.

Entonces “capturar” un par de toneladas al año es de risa. Los narcotraficantes pueden perder el 50% de sus envíos y aun seria negocio. Y claro, que ni soñando se llega a capturar el 50% de la droga que se envía. Y no es que solo los tercermundistas de la América del Sur son los que envían. Los que la compran en los yunaites pueden fácilmente seguir dándole norte a este tráfico hacia mejores mercados, que pagan más y que sospechan menos de los gringuitos que de los sudacas.

Y es aquí que uno pregunta cuándo diablos los de la DEA le han significado a un país poder acabar con el narcotráfico, si ya vimos que en Colombia y Perú donde se meten con anuencia de sus gobiernos crece el narcotráfico y que países como México, que cuentan con las manitos de la DEA también, se han convertido en el infierno de los carteles que se abaten todo el día con armas bien gringas por cierto, por las rutas de la droga. Ni que decir de Afganistán donde los talibanes redujeron al mínimo los cultivos de amapola que sirve para el opio y desde que llegaron los gringos con la invasión disfrazada de Guerra contra el terrorismo se ha multiplicado por 10 y el opio inunda el mercado chino.

Y hace mal Humala si cree que para izar la bandera en Vizcatán (donde caminan las columnas de José en esta nueva versión de Sendero) necesita de la ayuda de los gringos. Más bien le está dando en la yema del gusto, pues su lucha tendrá más contenido antiimperialista que nunca, más justificación que nunca. Parece que quienes lo están asesorando a Humala en este tema desconocen que este sendero, por llamarlo de alguna forma, ya no ajusticia campesinos poco dóciles a sus designios, ni queman cosechas, ni matan borrachos ni putas, ni alcaldes, ni cuelgan a los religiosos que se oponen a los intereses del “partido”.

Este nuevo Sendero paga lo que compra. Este nuevo Sendero solo combate a la Policía y a las FFAA. Este Sendero ya no cruza balas con los comités de autodefensa por una sencilla razón: ambos son campesinos y siembran esa coca que el Estado les quiere arrebatar sin darles nada a cambio. No justifico nada, solo indico lo que pasa en estas zonas donde este gobierno debería caminar más y buscar una salida que no sea la de más muertos de ningún lado del conflicto, que en estos últimos años han sido solo del lado del gobierno.

Porque parece que desconocen las tropelías que los milicos cometen en esas zonas donde se llevan ganado y abusan del campesinado al que so pretexto de la lucha contra la subversión los obligan a “colaborar” para que les traigan leña, por ejemplo. O las acusaciones contra militares borrachos que andan abusando de mujeres. Sería bueno que el gobierno revise los informes de la Defensoría del Pueblo al respecto.

Entonces en vez de estar soñando con salidas a lo Rambo con los muertos senderistas en la Selva, con José a rayas en una jaula y cantando el himno con los soldados de cara pintada, debería ponerse a solucionar el problema de raíz. Si quiere que se siembre menos coca que le dé al campesino una salida real para que pueda cultivar para la mesa de los peruanos. Si quiere acabar con el narcotráfico, que persiga sin cuartel a los que traen insumos químicos de esa Norteamérica donde la DEA no ha capturado un solo narco de los gordos, ni una sola red en las aduanas comprometido con los carteles, no ha descubierto un solo cargamento importante a pesar de su alta tecnología, y que más bien ve producir droga sintética que acompaña a las demás drogas en las calles y consumo de sus habitantes.

Ollanta y EE.UU

La DEA le va a significar a Humala poner el gato en el despensero. Será dejar que los gringos continúen envenenando nuestras ya envenenadas Fuerzas Armadas que han sido entrenadas para decirle que no a cualquier idea que no le rinda culto a la explotación capitalista y de rodilla al suelo del patrón imperialista. Y hoy que los gringos sufren de falta de recursos de forma crítica, se imponen en el mundo a sangre y fuego y ven en nuestra sierra y selva un dispensario de materias primas, permitirles que su fracasada e hipócrita lucha contra el narcotráfico, al que le ponen el trillado “terrorismo” de compañía, le puede resultar un Waterloo y tirar por tierra todo lo avanzado.

Los gringos han usado el narcotráfico para financiar grupos paramilitares y mercenarios en el mundo. Que le pregunten a los nicaragüenses con que platita financiaron a los Contras y les dirán de las fábricas que en los 80 pusieron los gringos en Bolivia, a la que recién la CIA le daba un golpe de Estado. O que les pregunten de donde han financiado a los grupos terroristas de Miami que tanto daño ha hecho a Cuba Socialista. Y la respuesta será de las drogas que los sobrinos del Tío Sam trafican por el mundo.

Hasta la victoria siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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