jueves, 10 de noviembre de 2011

La renuncia de Javier Diez Canseco : García ríe

Uno puede disentir con JDC en muchos temas: cómo construir un partido, políticas de alianza, caudillismos inútiles, ciegos sectarismos y deserción del marxismo por ejemplo. Pero claro, que tire la piedra dentro de la izquierda peruana quien no tenga estos vicios aún. Lo que no podemos negar es que JDC es un buen congresista. Creo que su carácter y su temple le da para ser, desde lejos, el mejor congresista que existe hoy por hoy. Es un buen fiscalizador, defensor de los DD.HH y combativo luchador contra las tropelías de las trasnacionales.

Y es por eso que todos estábamos seguros que a JDC le darían la presidencia de la megacomisión sobre el corrupto y criminal gobierno de Alan García. Un nacionalismo con congresistas faltos de capacidad y novatos (cuando no de cuestionable caminar por el mundo) hacían de JDC el indicado para que toda la pus derramada de la corrupción del gobierno anterior no quede impune. En sus manos la comisión, todas las tretas de los PPKausas, fujimoristas y los sobrevivientes del APRA serían fáciles de divisar y controlar a tiempo, para evitar que sea vigente aquella frase de “si quieres que algo quede en el olvido, forma una comisión investigadora en el Congreso”. Petroaudios y la Suite de Canaán, las donaciones por el terremoto de Ica, FONCODES, las licitaciones mafiosas, y un largo “etc.”, obligaban a poner a los pesos pesados en esta comisión. Hay muchos (ex funcionarios, empresarios, políticos y lobistas) que tienen pie y medio en la cárcel por tanta corruptela y falta el empujoncito legislativo para apurar el que estos personajes se vayan de vacaciones largas tras las rejas.

Pero resulta que ni siquiera dentro de la bancada nacionalista JDC halló apoyo y hoy esta comisión va a la deriva, cual barco al garete. Descabezada la comisión y renunciando el que cantaba claro, sonríen las ratas del ayer y quienes los defienden, pero además es una triste realidad que esta comisión termine en las manos de algún inexperto y/o cuestionable nacionalista. La pregunta del porqué no se le dio el apoyo a JDC desde la bancada nacionalista parece que cada día se contesta sola: “Hay un sector del APRA enquistado en el PNP, ese al que le abrieron las puertas de par en par para las elecciones.

Y no se quieren dar cuenta desde el ejecutivo y legislativo que estos son el caballo de Troya que más de un dolor de cabeza les van a generar, porque sin duda alguna verán que no se puede hacer la diferencia con la honestidad con una manga de delincuentes asolapados que se suben al barco que prometió ajustarle las cuentas a los que le robaron a la patria y que pretenden seguir navegando en el mar de la corrupción como si nada hubiera pasado.

Y tiene razón JDC en rechazar esta actitud de su propia bancada y de haber señalado con nombres y apellidos a quienes les importa más la peliculina que hacer un trabajo eficiente. ¿Es que se cree que presidir esta comisión es el Trampolín a la Fama de la Av. Abancay? ¿No se dan cuenta que millonadas y millonarios poderosos hijos de la aceitada corren su suerte en esta investigación que necesita neuronas ágiles y una piel blindada contra la corrupción? Y de verdad parece importarles poco que esos que no son investigados hoy por la torpeza al cuadrado de la otorongada, sean los mismos que fabrican todas las piedras en el camino a este gobierno.

Pero hasta aquí le doy la razón a JDC. Su irrevocable renuncia tal vez le de una dulce venganza ante los aprendices e irrespetuosos de su carrera congresal que no entienden qué está en juego, pero le hace juego a los que quieren que García y compañía se limpien sus embarradas y coimeras manos. JDC es más útil presidiendo la comisión, pero es también importante dentro de ésta ahora que sabemos que parte del enemigo está en casa. Su experiencia es indispensable en esta tarea.

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Su irrevocable renuncia tiene un componente hepático que no sirve para los intereses de quienes esperan de JDC sea el representante de quienes pretendemos un Perú sin delincuentes que le saquen la lengua y vuelvan una y otra vez a burlarse de la justicia, y generen esa impresión de que el cáncer de la corrupción ya hizo metástasis. Su irrevocable renuncia es un baja para los de esta trinchera, pero además un forado más por donde pretenderán escapar los que nos llamaron ciudadanos de segunda categoría.

Pero es sobre todo la sociedad en su conjunto la que debe pronunciarse con firmeza para que este gobierno no se olvide que nosotros no olvidamos ni la corrupción generalizada y sistemática, ni los 200 asesinados en protestas durante el segundo gobierno de García. Y tampoco los crímenes horrendos de su primer gobierno. Es necesario iniciar una campaña fuerte y sostenida para que la amnesia no sea un verbo a conjugar y terminemos lamentándolo en cinco años.

Cuando se ataca por todos los frentes, cuando se usan todas las herramientas es cuando los resultados se consiguen. El sudor, la sangre y las lágrimas de un pueblo metieron preso a Fujimori y Montesinos. El pueblo dijo basta y por todos lados (político , judicial y sobre todo la movilización popular) hizo que hoy esa selección de escorias estén tras las rejas o al menos sus principales cabezas, ¿qué nos hace pensar que con García será distinto cuando sabemos que la derecha aprendió de lo sucedido y aún ve a García como presidenciable el 2016?

Es hora de entender que quienes queremos que se cumpla la agenda por la que se peleó y triunfó, quienes salvamos a la patria de las manos del continuismo mafioso que es alianza de la derecha asesina y corrupta tenemos que hacernos sentir y empujar al gobierno a que pierdan el temor de ser primerizos en el poder. Entender que los cambios no caerán del cielo y que la lucha por darle raticida a la corrupción dependerá de que renunciemos al inmovilismo. Y que la risa que García tiene por esta burrada en el Congreso, se puede borrar con el aporte de todos. Y que meterlo en un penal a este criminal y sus huestes será otro regalo para las futuras generaciones a las que podremos mirar con la satisfacción de demostrarles que no permitimos que delincuentes, que encontraron en vaciar las arcas del Estado su forma de enriquecerse, quedaran impunes. Es hora de hacer más que decir.

Hasta la victoria siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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