miércoles, 1 de diciembre de 2010

Aviso de servicio público, se extravió la unidad

“......porque no unirnos y luchamos como hermanos por la patria que está herida, nuestra patria la que amamos” .

Dispersos, Alí Primera.

Se ha extraviado la unidad por falta de coherencia, desprendimiento y respeto al pueblo. Se perdió en medio de la lucha política electoral. El último que la vio comenta que era lo que las masas gritaban en las calles, en las luchas y en las ánforas.

Se perdió o la perdieron los que se creen dueños de los votos. Los que creen que el pueblo es una res que pueden descuartizar a su antojo. Los que confunden liderazgo con oportunismo. Los que nada cambiarán porque no están a la altura de lo que el Perú necesita. Y son los menos, pero tienen mucho poder. La unidad la vamos perdiendo mientras el robo sigue acampando en Palacio de Gobierno y desde ahí también siguen rematando el futuro del país territorio incluido, conculcando nuestros derechos y burlándose de la dignidad del pueblo.

Y los argumentos para fraccionarnos son más que penosos. Que con el nacionalismo no vamos porque no se define de izquierda. Que Fuerza Social y su izquierdismo moderno no me place. Que Pizango tiene sueños de avatar y esta más verde que la selva. Que ¿qué cosa hace Ollanta en el CADE y en Nueva York? Que ¿por qué la Villarán no se cuadra con la ola zurda latinoamericana? Que ¿por qué Pizango demoro tanto en regresar de su exilio? Me causa hasta vergüenza escribirlo.

O sea , ¿no es que tenemos que frenar al neoliberalismo, aumentar los salarios, entregar más derechos laborales, recuperar riquezas estratégicas, defender el medio ambiente, industrializar el país, elevar la educación a niveles eficientes, dar seguro de salud integrales, gratuitos y universales, revisar y anular los TLC, pedir auditoría de la deuda externa, traer las reservas de vuelta al país, combatir a muerte a la corrupción, entre otras cosas?. En teoría todos estamos de acuerdo con eso. Pero según los que dicen un día sí y el otro también, los parlantes de estos espacios, no. El problema para ellos resulta ser que quieren terreno propio y lotizarlo para llenarlos de los amigos, compinches, trepadores y compradores. Y de gente buena también. No me queda duda que por esta dispersión estarán saltando en un pie los arribistas que su único objetivo en la vida es poner su nombre en una lista al parlamento, ya que habrá sitio para muchos si vamos divididos.

El asunto asusta porque divididos se peleará por el espacio que se construyó entre todos, se jaloneará entre compañeros, compatriotas y hermanos, cuando lo ideal era que peleáramos contra el enemigo imperialista y sus secuaces y no entre los de la familia. Esta capacidad autodestructiva me aturde. No puedo creer que después de tanta lucha y de tantos esfuerzos, con un pueblo hambriento de victorias, algunos hayan llegado a la conclusión que somos clientela y que nos pueden repartir así nos vayamos al abismo y le hagamos el profundo favor a la derecha que desde la tribuna aplaude nuestra inmensa estupidez.

Y parece importarles poco que si vamos divididos algunos solo pasaran la valla electoral y otros pongan en riesgo el pase a la segunda vuelta. No quieren ver que está en juego la ultima carta no violenta para las mayorías en un país donde desalojar a sus habitantes, militarizar las zonas y justificar masacres comienza a ser legal y constitucional con tal de profundizar el saqueo y la colonización.

Lo cierto es que para la unidad hace falta voluntad y esa, hasta este segundo que escribo estas líneas a manera de catarsis espiritual, no existe. Hablar para las tribunas, filosofar y palabrear cuando lo que se hace en la realidad es esperar que todos se pongan en fila detrás de uno no es unitario ni constructivo. Es sectario, es oportunista y es un crimen contra los que luchamos arriesgando el pellejo, contra los que están presos por las luchas, contra los perseguidos, contra la memoria de los que ya murieron por defender el programa del pueblo, el mismo que hoy se quieren trozar entre los grupos del campo popular.

Aún estamos a tiempo de cambiar de actitudes, aun estamos a tiempo de no cometer el tremendo error de ir divididos. Espero de corazón que los líderes de los partidos y movimientos  muestren el desprendimiento que hasta ahora no han querido ofrecer a nuestro batallador y sacrificado pueblo. La unidad, y no es una frase al aire, es el único camino seguro de la victoria. O nos salvamos todos o nos condenan juntos.

Hasta la victoria siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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