jueves, 16 de diciembre de 2010

Nuestros desaparecidos tiene memoria. porque no estamos todos…nos hacen falta 15,000 peruanos. ¿Dónde están?

Que difícil resulta para los familiares entender el término desaparecidos, y es que muchos de nuestros familiares, tras una mano criminal, se convirtieron o los convirtieron en “desaparecidos”; no están vivos ni son muertos, sino DESAPARECIDOS. ¿Cómo darle significado a una palabra que sólo simboliza el no saber, el seguir buscando, la negación de lo ocurrido, la larga espera, la negación al duelo, al entierro digno, a la necesidad de la recuperación de la identidad? No puedo encontrar palabras, sólo sé que no los tenemos con nosotros, en nuestras familias, en nuestras universidades, en nuestras comunidades; que sentimos esa ausencia como si los hubieran llevado ayer; que en nuestra memoria se quedaron estancados los recuerdos de hace 18 años, 25 años; que no envejecen nunca. Que nos seguimos llenando de culpas de no haber impedido lo ocurrido, de no haber hecho lo suficiente para encontrarlos, de no esforzarnos por contagiar nuestra necesidad de verdad y justicia, de seguir indiferentes.

Tal vez sólo podamos entender ese significado, que nos cuesta, si acercamos nuestro corazón a esa ausencia, si somos capaces de ponernos en el lugar del otro; si esos NADIE se convierten en NOSOTROS; si en cada palpitar renace el corazón del hermano, si en cada amanecer resplandece la luz de esperanza, si con cada atardecer creemos que será el último sin saber; si en cada abrazo encontramos la fuerza para seguir adelante. Sólo tal vez…

Los familiares nos negamos a olvidar, el olvido sería otra forma de asesinar a nuestros seres queridos, nosotros nos aferramos a nuestros recuerdos como una forma de resistencia ante la impunidad que quiere imponerse; nos aferramos a nuestros recuerdos que son lo único que nos queda de quienes tanto amamos. No hay odio que pueda acabar con nuestra memoria no hay indiferencia que entierre nuestros derechos.

Hoy nos volvemos a convocar por los que no están pero que viven en todas partes: en nuestra memoria, en nuestros sentimientos, en cada acto de homenaje, en cada palabra levantada en su nombre, en cada grito estancado en nuestras gargantas, en cada lágrima que surca nuestros rostros, en las arrugas marcadas por el dolor y la incertidumbre, en nuestro temple forjado por la esperanza de alcanzar justicia. Hoy volvemos a escribir un día de historia construido por la solidaridad; tú con tu fuerza mi hermano, yo con todo el amor que te tengo.

Porque hemos de acabar con la impunidad.

Han muerto nunca, viven en la esperanza de la justicia.

¡Basta de impunidad, los familiares no callarán!

Nos encontramos mañana mi hermano, Quique. Plaza Francia 6:00 pm.

Hasta la Victoria Siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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