miércoles, 15 de junio de 2011

La “enfermedad” de Alberto Fujimori

La enfermedad que tiene el ex dictador se llama leucoplasia (del griego leykos que significa proliferación) esto significa que tiene una laceración en la lengua. No es Cáncer y por lo tanto no se ramificara a otras partes del cuerpo.

Según expertos médicos, a esta dolencia se le califica como benigna pues no trae consecuencias fatales y se puede curar con tratamiento, en este caso con un raspado superficial o escisión quirúrgica. Por lo general esta lesión aparece debajo de la lengua, es de color blanco y menor de 1 cm. Aunque ataca a ambos sexos, son los varones los que la sufren en su mayoría. En cuanto a edades es entre los 40 y 70 años cuando aparece esta enfermedad.

Son propensos a la leucoplasia los fumadores de tabaco, consumidores de alcohol y los que están bajos en vitamina A.

En el caso del ex dictador, esta leucoplasia le apareció el año 1997 cuando todo el país padecía el mal, casi terminal, llamado dictadura fujimontesinista, esa que si fue un cáncer, que aún no terminamos de extirpar y que se ramificó por todo el cuerpo del Estado peruano. O sea el sátrapa gobernó casi 4 años más y jamás se sintió incapacitado para ejercer sus funciones de imitador de Pinochet.

Tampoco le resulto un problema cuando fugo del país, cargando en maletas dinero sucio y pruebas de corrupción y anidó en su otra patria Japón y desde ahí nos sacó la lengua, esa que por una mancha blanca ahora pretende que lo indulten.

Nunca fue un problema para él esta leucoplasia pues dio muchísimos discursos en Japón auto alabando su régimen corrupto y asesino. Hizo un casi documental de su estrategia de regreso por Chile y ya en el país del Sur, recibió cientos de personajes siniestros de la derecha de aquí y de allá.

Mucho menos le afectó este mal cuando ya extraditado gritó, para algarabía de sus mafiosos seguidores y nauseas de todo el resto del país, “soy inocente” como parte de su teatral discurso.

Tampoco ha estado afectado en su dedicación de casi dos años planificando la campaña electoral de su heredera, esa que estudió con la plata que le daba el tío Vladimiro Montesinos.

Y esta campaña ha significado recibir casi 200 militantes de la mafia naranja a diario, escoger la lista al Congreso, vender suvenires y dar línea a los medios de comunicación abyectos y viciosos que extrañan la salita del SIN.

Resulta que ahora como perdieron las elecciones, el mismo vivazo que escondía entre psicosociales la basura de su Régimen, ahora quiere vendernos la idea, de la mano con el mafioso de Palacio de Gobierno, que merece el indulto por razones humanitarias, esas en las que nunca creyó.

Imagen 71

Él que caminaba entre los rematados sonriendo, él que ordenaba tirar al río los cuerpos carbonizados, él que mandaba bombardear penales, él que se burlaba de las madres reclamando por sus hijos desaparecidos, él que amnistío a los criminales del Grupo Colina, él que llamaba a que la patria le agradezca a Montesinos por sus aportes, él que escribió página a parte en las torturas, ese mismo que nos robó todo lo que pudo además, quiere vendernos humo y hacernos creer que esta moribundo.

Y los medios de comunicación, con la ignorancia que resulta de ser arrastrados por el olor de los billetes, juegan en pared sin siquiera averiguar qué cosa es lo que tiene en la lengua el ex dictador. Y se suman a la desesperación de Alan García que necesita de la bancada naranja para que lo chalequeen estos 5 años en los que los juicios por corrupción y violaciones de derechos humanos lo tendrán buscando escondite para evitar la prisión.

En esas andan las bandas fujimorista y aprista. Y preparan movilizaciones donde gente comprada por una canasta de alimentos reclame el indulto para este criminal en la propia Plaza de Armas, en esa misma Plaza donde apalean a los que llegan a reclamar sus justos derechos.

Este es el Perú que quieren que continúe: en donde a los ladrones y asesinos de cuello y corbata se les abra las rejas bajo mentiras bien publicitadas y regresen a las andadas.

Mientras en los penales existen casos de verdaderos enfermos terminales a los que organismos como Defensoría del Pueblo o las Iglesias han recomendado para el indulto sin ningún resultado, más que el de la muerte de estos reos. Somos el país de la ley del embudo aterrador, ancho para violadores de DD.HH y corruptos, y angosto para los lúmpenes que esta misma sociedad creó.

Hasta la victoria siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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