viernes, 29 de abril de 2011

La tarea de la izquierda peruana

Estas elecciones han significado el fin de la propuesta neoliberal como atractiva para las mayorías del país. La derecha en su conjunto ha tenido que verse obligada a disfrazarse como de centro y hasta de centro izquierda pues nadie los votaría si siguen con la cantaleta de la mano invisible del mercado y el chorreo, han tenido que afirmar que es necesario distribuir mejor y han prometido hacer todo aquello que niegan cuando están en el poder. Han tratado de crearnos un espejismo para que confundamos su arena salada con agua dulce.

Y aunque en nebulosa ideológica aun, la mayoría del pueblo esta decidiendo su voto por el cambio, e igual que en las elecciones Regionales y Municipales le ha vuelto a decir a quienes los creían manso rebaño que le perdió el miedo a las posiciones de izquierda y siendo esto inicial es un gran avance.

Es por eso que en esta segunda vuelta electoral la raya esta marcada y tendremos que elegir entre el retorno de la mafia más podrida de las que nos gobernaron o por la esperanza que significa Gana Perú y Ollanta Humala, a pesar de las preguntas que nos quedan. Es el voto por cerrarle el paso a una derecha que pretende continuar el remate de las riquezas de la patria para beneficio de unos pocos, el voto es por una razzia de corruptos y por la democratización de nuestra política. Es el voto de la bronca de un pueblo harto de ver postergadas sus ilusiones de una vida con dignidad, es el voto de los jóvenes pidiendo trabajos con salarios justos, es el voto de los viejos que esperan se les dé seguridad para esta etapa de su vida, es el voto de pueblos olvidados, ninguneados y pisoteados casi 200 años de República que esperan ser consultados y ser parte viva de la transformación que promete el nacionalismo.

Y eso llena de terror a la derecha. Sabe que cuando los derechos comiencen a llegar, cuando comiencen a llegar los beneficios de una efectiva repartición de la torta, ellos no tendrán ningún espacio que ocupar, más que la marginalidad y sus planes macabros. Saben que cuando nos convirtamos en país y ya no seamos esta caricatura de desgracia, el tiempo se les habrá terminado.

Es por eso que la izquierda peruana como vanguardia popular tiene un papel fundamental en este proceso. Creo que los errores cometidos por todos, del nacionalismo a la izquierda más radical ya están señalados y con todo eso debemos avanzar. En este proceso tenemos la doble oportunidad de derrotar y aislar a esa derecha vende patria, explotadora y saqueadora por un lado y aprovechar el buen viento para ir por más.

El gobierno de Ollanta tendrá algunos factores que le impedirán hacer todo lo que se propone en su plan de gobierno. Sus 47 Congresistas no le alcanzan para grandes objetivos y podríamos afirmar que no todos estos congresistas electos están al 100% con el proyecto nacionalista. Tenerlos unidos ya será una labor a pulso que tendrá que hacer la plana mayor del futuro gobierno. Y las alianzas a realizar dentro del Parlamento serán para cuestiones muy reducidas y pequeñas al lado de las aspiraciones populares.

Se encontrará Ollanta con 250 conflictos sociales que esperan solución y son muchas empresas trasnacionales, mineras en especial, que pretenderán que las gollerías que les permitieron hasta hoy los que han despedazado la patria, continúe. Tendrá también a los medios de comunicación masivos que le echarán la culpa de todos los males existentes en la tierra. Le tocara también a Humala enfrentar a la oficialidad de Fuerzas Armadas, golpistas por naturaleza y hostiles a todo aquello que les quite los beneficios de su mafioso proceder y el de sus patrones nacionales y extranjeros.

Así que el movimiento popular y la izquierda a la cabeza tiene una labor trascendental en este periodo: ser la piedra angular de la defensa del proceso que esta en auge. El PNP con todas sus virtudes tiene tremendas limitaciones, y sin querer ser grosero esta lejos siquiera de ser un partido. Ollanta tendrá que depositar sus esperanzas más en el pueblo organizado que en su bancada o Partido. Y el pueblo organizado solo puede confiar en su propia fuerza. Ese plus que el pueblo tiene que aprovechar en este gobierno que se viene no se lo va a regalar nadie. Y de poco sirve que se pongan banderolas con interminables consignas ni voces que trituren el silencio sino se es capaz de aterrizar las propuestas y canalizarlas como se debe.

Y aquí entra el tema de la Asamblea Constituyente. Las formas de llegar a ella son variadas pero solo una es posible. Que el Presidente llame a Constituyente para que el Congreso plagado de neoliberales y vendidos lo apruebe ya sabemos en que va a terminar. Que la bancada oficialista lo proponga tendrá el mismo resultado. Que el pueblo organizado entregue 50 mil firmas al Congreso para que lo aprueben como iniciativa ciudadana correrá la misma suerte. La única forma es buscar 2 millones de firmas para entregarlas al Jurado Nacional de Elecciones que tendrá la obligación de llamar a Consulta, previa verificación de las firmas, para aprobar el cambio de Constitución a través de la Asamblea. Camino duro, tal vez un poco largo, pero sin dudas pondrá a prueba si estamos en capacidad de aterrizar nuestros sueños de un nuevo contrato social que le de al pueblo lo que le pertenece.

Que esta tarea saque lo mejor de los que nos afirmamos en esta izquierda revolucionaria que tiene que aprender que más que hermosos escritos necesitamos ser obreros en la construcción de un país libre, más justo y rumbo al socialismo, así nos cueste ir paso a paso, en frente único como nos enseñara nuestro Amauta José Carlos Mariátegui.

Las otras tareas, más duras y contundentes llegarán y también tendremos que estar listos para asumirlas.

Hasta la victoria siempre

Guillermo Bermejo Rojas.

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